Este tercer ejercicio viene en forma de regalo, digo regalo ya que poder intervenir en la vivienda familiar es algo que siempre he querido hacer y que continuamente me han pedido mis familiares.
Adelanto que no es una vivienda lujosa, mas bien todo lo contrario y que, a ojos de muchos no está en un lugar muy atractivo... pero fue un hogar durante mucho tiempo.
DONDE NOS SITUAMOS
Mi familia paterna es de León y aunque ahora todos viven en la capital, todo comenzó como no, en el pueblo: Santa Lucía.
Santa Lucía es un pueblo situado al norte de la capital leonesa, a media hora de esta y es de los más antiguos de la provincia de León (data del año 905).
Su ubicación estratégica entre Asturias y León hace que el pueblo cuente con tres hitos importantes:
· El paso de la N- 630 de conexión entre ambas provincias.
· El ferrocarril
· La cuenca minera.
UN POCO DE HISTORIA
Santa Lucía era un pueblo minero explotado por la Hullera Vasco-Leonesa para la extracción de carbón como suministro mineral para la empresa ferroviaria y siderúrgica. Las necesidades de carbón hicieron que el pueblo experimentara un auge a finales del siglo XIX. La oferta de trabajo en la zona hizo que Santa Lucía creciera apretada entre el río y sus montes, aumentando considerablemente su población.
Es por ello que, la Vasco construyó viviendas básicas para albergar a los mineros y sus familias. Esto propició también la construcción de los dos colegios del pueblo y diversos economatos y comercios locales.
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Me gustaría en este punto, que se comprendiera la atmósfera que tuvo el pueblo durante tantos años de minería, donde sus calles arrastraban el polvo negro que subía de sus pozos y sus tejados se oscurecían. En los inviernos, muy duros y fríos, las lluvias y la nieve disimulaban su imagen y la devolvían al paisaje de montaña que le corresponde. Las aguas del río tampoco permanecieron al margen de la minería, donde las truchas morían sin entender nada del carbón, hasta que la empresa minera empleó otros métodos de lavado y el agua volvió a pasar limpia por debajo de los puentes.
Allí iban cada día los trabajadores de la mina, a escarbar entre las entrañas de la montaña a cambio de las pesetas para mantener a su familia.
Es aquí es donde me gustaría introducir la figura de mi abuelo, sí, minero.
Comenzó a trabajar en la mina con 14 años hasta sus 55 años de edad. Al ser de la primera generación de mineros, las condiciones de trabajo eran digamos, inexistentes. Subían cada mañana andando a la mina por el monte y regresaba al caer el sol - eso cuando no doblaba turnos, algo que realizaba a menudo para mantener a una familia de nueve miembros-.
Fue años más tarde cuando se hizo accesible la carretera de la mina al pueblo, implementando la denominada Fusca, autobús con nombre propio que le dio el oficio de llevar mineros y traerlos, tal vez porque "fusca" es algo oscuro y negro, como la mina, o tal vez por la marca Volkswagen, quien sabe.
Desgraciadamente mi abuelo, como otros muchos mineros, falleció de silicosis, el precio que este trabajo se cobraba en gran parte de las familias mineras.
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Estos tres hitos son los que marcan la historia y distribución del pueblo, el cual se encuentra atravesado por la línea ferroviaria y el río. A su izquierda deja la carretera nacional y a su derecha se encuentra la cuenca minera.
Es una realidad que todos los procedentes de familias mineras hemos escuchado, que la lucha de todos los padres de familia era proporcionar a sus hijos los medios necesarios para no tener que acabar trabajando en la mina, nadie quiere acabar ahí si hay otra alternativa. Por desgracia esto era complicado ya que toda la producción y empleo de la zona era dedicada a esto.
Como en otras muchas zonas de explotación, el cierre de la minería -sin pensar demasiado bien en las alternativas- supuso un éxodo vecinal del pueblo a la ciudad. Esto sumado a los muchos fiascos con los fondos mineros, que no han servido para reconstruir estas zonas, generaron la larga agonía de una muerte anunciada.
Esto propició que el medio rural de la zona comenzara a despoblarse. Aún con suerte por contar con colegios y negocios, Santa Lucía aguantó algo mas que sus vecinos pero es una realidad que todo este mundo fue apagándose tras su cierre y toda la comarca comenzó a temblar de frío, aunque las cocinas ya no quemaran carbón ni los mineros llegaran andando, en bicicleta o en Fusca.
El año 2013 fue un año negro para el pueblo, primero por el cierre del Colegio, lo que supuso el fin del último centro de enseñanza de toda la zona. Por otro lado, algo muy sonado estos días en las noticias, el accidente de escape de grisú en la mina, en el que fallecieron seis mineros, en el peor accidente de la minería española en dieciocho años.
Este es el contexto de mi pueblo, que yo visitaba cuando era pequeña, ajena a toda su historia y aún por entonces con algo de vida.
Actualmente, su situación es de frágil y de despoblación, constan censados 400 habitantes. Existe un nuevo proyecto puesto ya en marcha, que arroja algo de luz sobre la zona, el turismo rural. Las rutas de montaña y la riqueza del valle siguen teniendo mucho que decir aquí, al igual que el Museo de la Minería.
A pesar de esto, la sensación sobre la comarca montañosa sigue siendo de incertidumbre.
Dejo algunas imágenes actuales del pueblo, para entender mejor su atmósfera y realidad.
Gracias por poder traer un trocito de mi historia familiar a este trabajo.