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1 VOLVER A FLORECER

Mercado de Flores en la plaza del Ayuntamiento. Reflexión sobre su integración en la misma y la unidad del espacio en una zona antes dividida por el tráfico rodado. 

Planteamos nuestra intervención queriendo devolverle a la plaza un trocito de verde, rompiendo la rigidez y dureza del pavimento de baldosas existentes. Para ello, lejos de querer arrasar con ellas, proponemos sutiles aperturas en el suelo, mediante las cuales dejamos entrar el verde. Creamos de ese modo un sentido, una manera de relacionarnos con el espacio nueva aunque este siga siendo el mismo. Nos ayudamos de esta intervención en el pavimento para crear los recorridos deseados por la plaza, pero también, para enlazarla con los nuevos tramos creados gracias a la peatonalización de la misma.
Con las aperturas creamos la unión entre ambos pavimentos, rompiendo del mismo modo los límites entre ellos. Todas estas aperturas siguen la ortogonalidad y medidas de las baldosas preexistentes, las cuales incorporamos alrededor de las aperturas en el pavimento nuevo sin modular, para poder continuar con estas mismas modulaciones.
Nuestro espacio es un lugar donde poder estar, donde priman los lugares donde sentarse, solo o acompañado, donde todo puede pasar o donde no necesita que nada ocurra.
Los bancos diseñados para esto, continúan el camino marcado por las aperturas en el pavimento, siguiendo las mismas reglas de modulación y ortogonalidad. Los extendemos en la zona central de la plaza, pero también en la zona norte de la misma, consiguiendo así una continuidad de estos dos espacios, hasta ahora separados.
En cuanto a lo que nos ocupa, el mercado de flores, creemos que debe evolucionar, que debe responder a las necesidades actuales de la plaza e integrarse en ella. Para ello que mejor modo que formar parte de la plaza. Lo que proponemos son puestos de flores incorporados en algunos de los bancos planteados, de tal modo que en su interior cuenten con un almacenaje óptimo para el trabajo de los floristas. Del mismo modo, cuando el trabajo de los mismos no se esté llevando a cabo, los puestos pueden ser utilizados como un banco más de la plaza.
Nos relacionamos en la zona de puestos de un modo lineal, permitiendo al espectador pasear o incluso sentarse en la zona de puestos, sin interrumpir su práctica, sino formando parte de ella. Para darle a los floristas una zona de trabajo eficiente, cubrimos los puestos en su totalidad con una pérgola continua entre ellos, que sigue la misma modulación y sentido que el pavimento, creada a base de telas que permiten así la regulación de la luz directa sobre ellos.
Por último, la zona norte de la plaza, la plantemos como la zona “libre” donde la vegetación predomina, un lugar orientado a los usuarios de la plaza que deseen relajarse, comer o jugar de un modo menos establecido que en el resto de nuestra intervención.

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